martes, 16 de febrero de 2010

capitulo 10



Augusto llega cansado en la noche. Se sienta en el sofá. Los niños en seguida se le tiran encima. Mientras Gabriela le hace un masaje en los hombros. Cenan los cuatro juntos. Son una familia en la que se respira armonia. El supuesto matrimonio se acaricia la mano. Se miran con amor.
--¿como dejaste a tu hermano?
Augusto está muy preocupado por él:
--mal... no sé que le está pasando... Sé que Daniela pidió hablar a solas con él y desde entonces está raro.
Gabriela le regala unas caricias para hacerlo sentir bien. Luego ven un rato la tele juntos. Los niños están encima de ellos. Gabriela es muy amorosa con ellos. Los niños la adoran, han dejado de temer y odiar a la esposa de papá. Gus monta a caballito sobre los hombros de papá que pese a estar muy cansado no descuida a sus hijos. Cargado con él lo va a acostar. Juegan un rato tirándose las almohadas. Mientras la pequeña Araceli va a dormir de la mano de Gabriela. La joven le lee un cuento con mucho cariño a su supuesta hijastra. Cuando la niña ya se ha quedado dormida, la abriga y la besa con amor. En la puerta está ya Augusto mirándola emocionado. Ella cierra la puerta. Se sonrien. Se abrazan. Ella la besa muy amoroso pero la acaricia calidamente:
--Nunca me cansaré de repetir la suerte que he tenido de que estés en mi vida...
Gabriela lo besa enamorada. Él la arrastra hacia el dormitorio. Van a caer en la cama pero él se queja de dolor de espalda.
--porque no me das otro masaje...? --dice pícaro.
--sí, claro...
Él se quiita la camisa. Se tira a la cama. Ella lo mira con deseo. Es un hombre muy atractivo. La visión de su trasero con esos jeans tan estrechos es un auténtico lujo. Gabriela se sienta sobre ese buen trasero mientras delicadamente pero con pasión masajea a Augusto.
--lastima que no me los dieras desde antes... --jadea.
--es que recien aprendi ahora.
Augusto siente el fuerte deseo de su supuesta esposa y eso lo excita a él. Se da la vuelta. Con ella encima, él la acaricia. La devora con sus besos, caricias... La va desnudando. La acaricia lentamente. Le gusta verla gozar. Luego se levanta. Se desnuda para ella. Le gusta ver como ella lo desea. A Gabriela le atrae mucho su falso marido y Augusto lo nota y le gusta. Augusto es muy delicado. Ya no sólo se trata de hacer el amor por el siempre hecho de gozar, pueden tener un hijo. Esa unión es muy especial para él. Gabriela está adquiriendo experiencia y se muestra muy apasionada. Augusto disfruta mucho. Es como si su esposa hubiera perdido de nuevo la virginidad, como si estuviera aprendiendo con él. Sabe que no es justo pero es como le hubiera gustado que fuera siempre. Piensa que su esposa es tan experta que ahora juega a la inexperta pero como sea está fascinado. Disfruta como nunca. Nunca se habia sentido tan amado y tan deseado. Los brazos y el pecho de ese fornido y guapo desconocido al que está amando con cada más intensidad son todo un paraiso para Gabriela. Duerme entre sus brazos. Duerme feliz. Augusto la mira enamorado, feliz esperando en que momento pueda quedar embarazada.

Augusto pasa horas en el hospital al lado de su familia. Gabriela como siempre está apoyando a su falso esposo. Cuando los niños están en la escuela se acerca al hospital. Gabriela se acerca a él y lo abraza por la espalda. El amor de su esposa lo reconforta pero el hombre está muy angustiado. Cuando a Daniela le dan el alta, ésta pide irse con Eduardo. Nadie sabe que se trae con él pero tampoco se preocupan. Tom los sigue de cerca. Los dos primos se miran con complicidad.

1 mes después... Gabriela ha ido a buscar a su esposo a la oficina. Los niños se pasarán el día en la escuela así que ellos comerán fuera. De pronto Gabriela se siente mal. Tiene mareos.
--¿te sientes bien?
--es que llevo días con el estomágo revuelto...
A Augusto le brillan los ojos:
--si, esta mañana has vomitado.
El hombre está ilusionado pero ella no se da cuenta.
--vamos a un hospital... que te hagan un chequeo...
--Si no será nada...
Augusto tiene la ilusión que su esposa esté embarazada pero no se atreve a decirlo.
--hazlo por mi...
Y él la mira con tanta ternura que quien le dice que no. Augusto le sostiene la mano con fuerza mientras les dan los resultados. Él siente que el corazón se le va a salir por la garganta.
--¡¡que sea sí... que sea sí¡ --dice para si.
Gabriela está tranquila. No esperaba que el doctor le dijera que el motivo de su malestarse se debe a:
--está embarazada... ¡enhorabuena¡
Gabriela se ha quedado en shock. Augusto alza el puño en señal de victoria. Está muy contento pero tiene que disimular para que su esposa no se dé cuenta que él le cambió las pastillas.Augusto se siente el hombre más feliz del mundo.
--¡¡papá... voy a ser papá...¡ ¡¡que alegría más grande¡
Gabriela no da crédito a lo que oye. Ella lo recibe como si fuera la peor de las noticias de su vida.
--¡¡no, no es posible...¡ ¡¡yo no puedo estar embarazada...¡
Ella llora angustiada y a él le duele. La acaricia amorosamente. Él le pone las manos en el vientre.
--Nuestro hijo. Nuestro hijo...
Augusto tiene la ilusión escrita en el rostro. Por un lado a Gabriela le gusta llevar en su seno al hijo de su amado, ver esa felicidad en el rostro de él pero sabe que no debe ser, que un hijo de los dos no puede ser.
--¡¡no puede ser... no puede ser...¡
La joven está desconcertada. Augusto se despide del doctor. No quiere que Gabriela diga algo por lo que el doctor pregunte. Aunque ahora ya no importan ni las mentiras de ella ni las de él, Augusto no quiere ni una pequeña nubecita en la felicidad que siente. Gabriela se deja arrastrar por su marido pero cuando sale del consultorio se derrumba y llora. A Augusto le incomoda la desesperación de su esposa. La gente los mira.
--es que es muy sensible... ¡¡voy a ser papá¡ --dice él fcon una sonrisa.
Augusto trata que su esposa se calme.
--¿es que no quieres ser mamá? ¿no te querias quedar embarazada?
Gabriela siente muchas cosas dentro de ella. ¡¡Vida, hay vida dentro de ella¡ Se siente bendita. Lo mira a él a los ojos y suspira enamorado. Tener en su vientre al hijo de Augusto es algo que la llena de dicha. Augusto ve amor e ilusión en los ojos de ella y eso lo anima.
--mi amor, vamos a ser tan felices... Este hijo nuestro es tan deseado...
Augusto le besa las manos:
--gracias por hacerme papá cuando ya creía que tendría que renunciar a tener un hijo tuyo...
Gabriela piensa en Paulina, en lo que pensarán tanto ella como Augusto cuando se descubre la verdad y Augusto se encuentre que no ha tenido un hijo con su esposa sino con una impostora. cuando Paulina regrese a ocupar su lugar y descubra que ha sido mamá. Gabriela de nuevo rompe a llorar. Augusto no entiende nada de lo que está pasado, porqué sí nota que a su esposa le hace ilusión ser mamá a la vez le angustia tanto.
--¿Y ahora que pasa...?
Gabriela tiembla, le tiembla la voz:
--es que esto no debería haber pasado...
Augusto hace el que también está sorprendido.
--claro tú creias que eras esteril pero te equivocaste... ¿no?
Gabriela llora. No puede hacer otra cosa. Él es muy cariñoso:
--¿que te pasa...? yo soy muy feliz... ¿porqué no queires tener un hijo mio?
Él no quiere enfrentarse a su esposa. No ahora que va a ser mamá pero le duele pensar que ha estado mintiendo porque no quiere tener un hijo suyo y eso lo está lastimando mucho:
--¡¡no entiendes no entiendes...¡
Augusto ve a su esposa tan angustiada que definitivamente no la entiende. No entiende lo que le está pasando aunque le gustaria y mucho. Se comporta muy dulce con ella:
--es si no me explicas no puedo entender...
Se hace un silencio. Por un momento Gabriela piensa en la posibilidad de confesar todo pero luego le da demasiado miedo. Mientras Augusto espera a la espectativa una respuesta de la mujer. Gabriela lo mira a los ojos y le dice lo que le nace:
--es que te amo y ser la madre de tu hijo es lo mejor que me ha pasado...
Augusto la abraza con fuerza... Gabriela no piensa en nada... Sólo en lo feliz que es en ese instante. Augusto acaricia el vientre de la mujer llorando. La besa.
--¡¡gracias, gracias...¡ ¡¡gracias por este hijo que me vas a dar...¡ ¡¡vamos a ser tan felices...¡
Gabriela disfruta del amor y la ternura de su esposo. Augusto tiene ganas de gritarle al mundo que él y su amada esposa están "embarazados" pero a Gabriela todo le viene demasiado de nuevo. Está muy asustada.
--No me siento ir bien... prefiero ir a casa...
Y él feliz papá haría cualquier cosa por complacer a su esposa.

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