martes, 16 de febrero de 2010

capitulo 15




Gabriela está en quirófano.
--¡empuja, mi amor...¡ ¡¡empuja¡
Augusto la tiene agarra de la mano. A veces la besa en la frente para darle ánimas.
--un último esfuerzo... ¡ya está... ya¡ ¡¡muy bien, mi amor, muy bien¡
Una robusto y hermosa niña llora en brazos del doctor.
--¡es una nena¡ --dice Augusto ilusionado.
Gabriela mira a su amado, mira a esa pequeña. Ha hecho las cosas mal ha usurpado un lugar que no le corresponde pero esa hija la une para siempre con el hombre que ama.
--se llamará Gabriela --dice la joven emocionada.
Es supuestamente Paulina la que está pariendo pero no. Ella es Gabriela y así quiere dejarlo claro en el nombre de su hija. Augusto no pide explicaciones. En sus dos anteriores hijos siempre él ha elegido el nombre, el suyo para su único hijo varón y el de su madre para su hijita. Es lo justo que ahora sea la supuesta Paulina quien lo elija. No se opone. Mira a la pequeña con lágrimas en los ojos.
--bienvenida al mundo, hijita... Bienvenida al mundo... Gabriela...
Augusto no le saca los ojos a esas dos mujeres que tanto quiere: la que cree su esposa y a su nueva hijita. Augusto no le suelta la mano a su amada. Está muy pendiente de él. El doctor deja un momento a la pequeña en el pecho de su madre. Gabriela llora.
--es nuestra hija... ¡es nuestra hija¡ --llora ella.
La joven está conmocionada. Es madre, se ha convertido en madre. Le ha parido un hijo al único hombre que ha amado en su vida, al único hombre con el que ha estado. Mira a esa pequeña y se emociona al saber que es una parte de ella y de Augusto, que lleva la sangre de ambos. Augusto besa a su hijta en la frente y luego a su amada.
--te quiero mucho, hijita...
Y luego a Gabriela.
--te amo...
Augusto mira a su hija con lágrimas en los ojos.
--es un milagro... es un milagro...
Augusto es todo un padrazo y cuando se casó por tercera vez no había otra cosa que deseara más como ser papá. Al fin ese tercer hijo tan deseado ha llegado y llega en el mejor momento, en un momento de plena felicidad, cuando más enamorado está de su esposa, cuando siente que al fin ella lo ama tanto como él, cuando él la ama como a ninguna otra, cuando él la ama más de lo que la amó al principio de su matrimonio. Augusto mira a la pequeña con todo su amor de padre.
--mi pequeña princesa, ya te quise sin conocerte y ahora eres mi vida... Desde ahora voy a vivir para que seas feliz...
Gabriela llora de emoción. Aquí no hay engaño. Augusto es el padre de esa hija. Se siente feliz. Además la felicidad que ve reflejada en los ojos de su amado por algo que no es mentira, por esa hija que los une para siempre la hace dichosa. La enfermera se lleva a la pequeña.
--en un rato la podrán tener de nuevo...
Gabriela es llevada a su habitación, Augusto siempre a su lado. Se sienta en un borde de la cama. La mira enamorado:
--gracias por hacerme el hombre más feliz del universo...
Augusto más que nunca se siente un hombre pleno, dichoso. ya no se puede pedir más a la vida. Toma la mano de la que cree su esposa y la besa:
--la separacion fue dura pero bueno... desde que volviste me di cuenta que te amo... ¡que nos amamos¡
Gabriela está feliz, Augusto la ama, la ama a ella.
--¡te amo tanto... soy tan feliz¡ --dice ella.
Augusto la besa muy cariñoso. Gabriela cierra un momento los ojos. Está feliz, pero cansada. Augusto le acaricia los cabellos. Está muy pendiente de ella.
--¿como estás? ¿te duele?
Con los ojos cerrado, Gabriela sonríe débilmente. Augusto la besa en la frente.
--Voy a llamar a casa, que le digan a los niños que tienen una hermanita... En la tarde te los traeré...
Augusto no puede ser más feliz. Deja a su supuesta esposa descansando. No sólo llama a su padre:
--¡enhorabuena, abuelo¡
Le da la noticia y le pide que se lo diga a sus hijos mayores. Sino que además baja a la floristería para regalarle flores a su esposa. Con el ramo en la mano antes de entrar en la habitación se pasa por el nido. Ahí ve a su hijo. También se acerca Tom. Muy emocionado Augusto le señala a la bebé:
--¡mira, mi hija¡
Tom le señala un niño:
--ha sido niño... Se llama Eduardo...
Augusto no sabe si felicitarlo, lo abraza.
--¿como estás?
--¿y tu hermano?¿va a venir?
--me prometió que sí...
Tom siente que su corazón se le va a salir del pecho. Augusto es muy cariñoso con él:
--pero me dijo que será sólo un momento para conocer a mi bebé... Aún no he hablado con él pero no te hagas ilusiones...
Tom ya se las ha hecho.
--¿y los tios?
Tom sólo está pendiente de pensar en Eduardo y de ese bebé que lleva su nombre.
--¿no sabes que Daniela murió?
Augusto sufre una fuerte conmoción pero no quiere que su esposa se dé cuenta. Entra con el ramo.
--¿¡donde está la madre más bella?¡
Gabriela huele el ramo feliz. Enseguida les traen a la pequeña. Gabriela se la lleva al pecho y la pequeña se agarra con ganas ante la atenta mirada de sus padres.

Al día siguiente, en la más estricta intimidad, Ana y Manuel entierran a su hija. Están destrozados. La mujer de negro. LLora de rodillas. Grita de dolor. No entiende porque la vida se ceba en ella. Su hermanas y ahora su hija,
--¿¿qué mal he cometido?¿¿qué?
La mujer no tiene consuelo. Manuel está detrás de ella. Deshecho pero apoyando a su esposa. Adrián llora a su hermana en brazos de su esposa. Augusto también está muy triste, su padre está a su lado.

Al rato, Augusto olvida la tristeza y se presenta en la habitación de su falsa esposa con un centro de flores. Gabriela, con su hija en brazos, está rodeada de flores.
--¿más flores? Ya me has mandado suficiente...
Él le guiña el ojo, sonríe enamorado. La besa.
--nada es suficiente para agradecerte lo feliz que me haces...
Augusto está muy contento. Muestra a su esposa el libro de familia:
--Ya registré a nuestra Gabriela...
Gabriela no habia pensado en eso. Le angustia ver a su hija registrada con el apellido de Paulina.
--¿Pasa algo mi amor...? --pregunta Augusto tierno.
Gabriela se pone nerviosa al ver el nombre de Paulina como madre de su hija. Es el momento de hablar pero tiene tanto miedo.
--una vez llegue Paulina pues las dos frente a frente aclaramos las cosas, si Augusto se quiere quedar con ella pues yo me voy con mi hija... --dice ella para sí.
Aunque está convencida que Augusto a quien ama es a ella, tiene miedo que no la perdone, que la eche de su vida. Aún quedan unas semanas para que se cumpla el año. No ha sabido nada de Paulina así que lo mejor piensa ella es espera y aprovechar al máximo los días de felicidad que le queden junto a su gran amor.

Sin sospechar que su esposo ha sido padre, Paulina vive la gran vida al lado de Harold. Se encuentran de crucero. Ella mira hacia el mar. Harold va hacia ella en bañador. Es muy guapo y ella está loca por él.
--¡mi negro...¡ ¡¡como me gustas¡ --jadea.
Harold le guiña el ojo y la besa con orgulla.
--lástima que no tengas ni un peso.
Harold le guiña el ojo:
--para eso está tu marido.
Paulina ha pensando algo.
--llevamos demasiado tiempo fuera, he pensando que vayas a mi casa... a asegurarte que todo va bien con esa estúpida...

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