martes, 16 de febrero de 2010

capitulo 18



Paulina entra en la mansión con el bebé que no deja de llorar. Se acerca una chica de servicio, la que se acostó con Harold.
--Paulina, ¿qué pasó?
Paulina bofetea a la joven.
--¿¿pero quien te ha dado permiso para tratarme como si fuera una amiga?
La empleada está sorprendida.
--pues tú, siempre me dijiste que éramos amigas...
Paulina lo vuelve a bofetear.
--¡mentirosa... no somos iguales...¡
Señalando al bebé que no deja de llorar.
--¡y ya a ver si haces callar a esta niña¡
--pero si usted siempre se ocupa de su hija... --la empleada está muy sorprendida.
--¡pues ahora no...¡
Paulina sube las escaleras. Se encierra en el cuarto.
--¡ahora me tocará arreglar todas las tonterías que hizo esa estúpida¡
Paulina lleva doble ropa, la suya y de la Gabriela.
--que mal combina los colores esa loca... No aprendió nada de mi...
Pero para no llamar la atención se pone la misma ropa con la que salió Gabriela. Paulina vuelve a sorprender a los empleados pidiendo las llaves del auto, ya se habían desacostumbrado a que la señora manejara su auto. Se para ante la casa. Hace una señal a su amante para que vigile que Gabriela no regrese. Paulina sorprende a su esposo yéndole a buscar a la oficina.
--mi amor, ¡que sorpresa¡
Él la besa y ella se finge cariñosa. Augusto no entiende porque la besa y no siente amor.
--¿te sientes bien? No sé te noto rara...
--Tú si que eres raro...
Paulina le muestra pasión pero es una pasión fingida y él no se siente deseado. no sabe que pasa pero dentro de él se da cuenta que no es la misma persona que dejó en la mañana.
--¿y nuestra niña?
Augusto está sorprendido. Le sorprende que Paulina llegue manejando, que haya dejado sola a la niña. Ella se muestra cariñosa pero un cariño frío. No tiene la calidez a la que él está acostumbrado.
--es que quería estar a solas contigo... ¿vamos a comer?
--¿y los niños? Están a punto de salir de la escuela...
Paulina no entiende cual es el problema. No sabe que Gabriela era quien los llevaba y los traía de ida y vuelta.
--¿y qué? hay muchos empleados en la casa...
Paulina se vuelve a mostrar frívola como en los primeros tiempos de su matrimonio. Augusto espera que sea sólo pasajero, no le gustaría que su esposa volviera a ser la de antes.
--es que me muero por ver a mi niña... Ya la echo de menos... No puedo estar un segundo separada de ella...
A Paulina le molesta mucho la cara de tierno de su esposo.
--¡viejo baboso, que asco¡ ¡¡si no fuera porque está podrido de dinero que se lo quede la estúpida esa...¡ ¡¡pero no... para que sea su estúpida familia quien se gaste su dinero me lo gasto yo...¡ --piensa ella mientras se muestra cariñosa
Augusto no sabe qué ha cambiado pero no nota sincera a su esposa. Cada uno se va en su auto.

Gabriela ha recuperado el conocimiento. Se encuentra desnuda y llena de basura. Sobretodo sin su hija. Empieza a gritar. Harold ha llamado a la policia que en seguida se hace cargo de la mujer. La mujer está desesperada.
--¡mi hijo... me robaron a mi hijo...¡ ¡¡Soy la señora Paulina de Vico... vivo ahí detrás...¡ ¡¡llamen a mi esposo...¡
La policia trata de calmarla.
--en comisaria pone la denuncia y nos explica todo...
Gabriela está tan desesperada porque cree que le han robado a su hija que no piensa en nada. En comisaria le dan una bata. Le piden que se identifique y ella da los datos de Paulina.
--le tendremos que tomar sus huellas para comprobar su identidad...
Gabriela entonces es cuando se da cuenta que está descubierta pero lo que más le preocupa es su hija. No se opone porque está segura que Augusto la sacará de ese lío.
--¡por favor, tengo que hablar con mi esposo...¡
Le dejan llamar a su casa. La atiende el ama de llama.
--¿señora Paulina, qué le pasó? --pregunta al verla tan desesperada.
--¡estoy en comisaria, me asaltaron, me robaron a mi niña¡
Gabriela cree que está viviendo una pesadilla cuando la empleada le dice:
--pero señora... si la niña está durmiendo, usted la trajo y después se fue a comer con el señor ¿de qué habla?
--¡yo me fui a pasear con mi niña y me encontré tirada en el piso, sin ropa y sin mi niña¡
--¡usted vino, trató bien feo a mi sobrina, dejó a la niña y se fue con su esposo¡
A Gabriela se le cae el teléfono.
--Paulina...
Gabriela está desesperada. Se ha quedado sin habla. El comisario agarra el teléfono.
--¿ustedes han perdido a un bebé?
El comisario, al descubrir que la bebé está en la mansión, piensa que la joven que está con él miente. Se enfrenta a la joven.
--¿¿quien es usted?
Gabriela se da cuenta que llegó el momento de decir la verdad. Entonces le habla de Paulina, de su parecido con ella, de que se hizo pasar por ella, que tuvo una hija con el esposo de ésta. El comisario la escucha sorprendido.
--¿me está usted reconociendo que ha usurpado la identidad de la señora Paulina Vico?
--Si pero...
El comisario no escucha más peros. La detienen de inmediato. Mientras la llevan al calabozo, Gabriela suplica:
--¡mi hija... que me devuelvan a mi hija...¡ ¡¡hablen con Paulina, ella les confirmará que no es la madre de mi hija...¡
El comisario le asegura que abrirá una investigación. Mientras Gabriela queda en la celda. Se aferra a los barrotes. Cae al piso retorciéndose de dolor. Siempre temió el día en que llegara Paulina pero con su hija en brazos estaba segura que se podría aclarar todo y que en todo caso ella saldría de la mansión pero con su hija. En cambio ella está presa y su hija está en la mansión y la verdadera Paulina ha vuelto al lugar que por ley le corresponde. Gabriela llora y llora pensando en los momentos felices con Augusto y su hija. Momentos que ya han acabado. Trata de calmarse. Está segura que Paulina le devolverá a su hija. Ella detesta a los niños.
--¿porqué iba a querer a mi hija?

Cada uno en su auto, Paulina y Augusto llegan a la mansión. Al asegurarse que está sola, Harold llama a Paulina. Le cuenta que la policia se llevó a Gabriela.
--es que siempre fue una estúpida...
Ya tenía pensado lo que iba a decir y se va preparando todo lo que tenía pensando decir. Paulina abraza a su esposo, se muestra muy lujuriosa pero Augusto sólo ve frialdad en ella. Augusto corre a ver a su hijita. La besa con cariño.
--te he echado de menos...
La empleada que ha tomado el teléfono se dirige a Paulina:
--¡señora... que preocupada me tenía...¡ ¡¡que raro todo lo que me dijo por teléfono...¡
Paulina deja claro que ella no la ha llamado. La empleada se queda confundida. No dice nada porque llaman al timbre. En seguida abre y entra la policia. El comisario se queda mirando a Paulina.
--es increible... el parecido...
--¿qué parecido? --Augusto que no entiende nada.
--Es que en comisaria tenemos una joven idéntica a su esposa, que de hecho dice que durante casi un año ocupó el lugar de su esposa y que le han robado a su hija...
Augusto, con su bebita en brazos, mira a Paulina boquiabierto. Como si estuviera preocupada y emocionada, Paulina dice:
--esa es mi hermana gemela... ¡¡estaba tan preocupada por ella...¡ ¡Hace como un año que no la veo¡ ¡Recién hablé con ella, me dijo que estaba lejos¡

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