martes, 16 de febrero de 2010

capitulo 27 (y último)



Gabriela mira a Augusto llorando sangre.
--si no crees que sea mentira ahora mismo agarro a mi hija y me voy...
Augusto está herido. No la piensa dejar ir pero quiere estar seguro que está equivocado.
--¿te harías una prueba de adn?
Gabriela decepcionada:
--creí que eres un ángel pero eres un demonio...
Gabriela se da la vuelta para irse. Augusto le suplica:
--Si me amas tienes que sacarme esta duda...
Gabriela lo mira:
--¿y mientras?
Augusto no dice nada. No sabe qué decir. Gabriela y Augusto se abrazan con desesperación. Los dos tienen miedo que un nuevo secreto los separe.

Adrián está desnudo en la ducha. Es un hombre triste. No sabe porque pero su matrimonio ha fracaso. Virginia sólo había tenido ojos para él y en cambio ahora está tan distante pero ninguno de los dos es capaz de decir nada. Ninguno de los dos se atreve a romper su matrimonio. Llaman al timbre.
--ya voy,.. ¡ya voy¡
Adrián se pone la toalla. Lo moja todo. Es Augusto.
--vaya, te interrumpí...
Adrián le sonríe.
--¡que sorpresa¡ ¡pasa...¡
Augusto está muy sofocado pero trata de mantener la calma.
--Es que he pensando que me gustaría llevar a Adriancito a mi casa por un rato... para que juegue con mis niños...
--Si, claro...
Adrián señala la habitación:
-está en su cunita...
Adrián se saca la toalla. Va desnudo hacia la ducha. Augusto observa a su sobrinito con atención. Tiene en la mirada a Harold.
--¡es hijo de ese maldito... lo es¡ --dice para sí.
Y una duda lo está matando:
--¿y si fuera hijo de Gabriela? –piensa.
Sabe que el pequeño no tiene la culpa pero no puede evitar sentir rencor. Agarra al pequeño y sale de la casa. En el auto lo espera Gabriela. El niño se queda muy tranquilo con ella.
--es extraño... casi ni te conoce y pareciera que...
Gabriela no lo deja seguir:
--¿qué insinúas? –le reprocha dolida.
Augusto se lleva las manos a la cabeza:
--¿estás segura que no hay ninguna posibilidad?
--¿crees que haría todo esto de haberla?
Augusto le da una patada en el auto. Está cansado de tantas mentiras.
--¿¿¡porqué no nos dejan en paz¡?
--Ya sé que tú crees que soy una cualquiera pero te juro por mi madre, por nuestra hija que era virgen el día que me acosté contigo...
Augusto hace que no con la cabeza:
--No puedo creer que siendo virgen te prestaras a este juego...
A Gabriela se le escapa una lágrima:
--Y yo no puedo creer que no me creas cuando te digo que me enamoré el primer momento en que te vi...
--Pero ibas a hacerlo igual --le reprocha él.
--Eso nunca lo sabremos, no lo hice. Lo hice contigo porque te amé... pero veo que eso no es bastante para ti.
Los dos están dolidos y atormentados. Augusto quisiera poder estar tranquilo amando a Gabriela pero la sombra de las dudas le angustia. Van hacia un laboratorio en donde les sacan una muestra de la boca para analizar. Regresan a la mansión. Hay tanto amor y a la vez tanta distancia. Los hijos de Augusto reciben a su primito con alegría. Juegan con él mientras Gabriela es muy amorosa, muy maternal. Y Augusto no se puede sacar de la cabeza la posibilidad que Gabriela sea la madre de ese pequeño.

En la noche, Gabriela le da la espalda. Ahora es ella la que no quiere saber de Augusto. Él es cariñoso con ella.
--no soporto que nos enfademos...
Ella no lo mira.
--No puedo acostarme contigo si dudas de mí...
Él la acaricia. Le suplica:
--por favor. Aunque tenga dudas, dejame amarte. No me hagas preguntas sólo amame... te necesito.
Ella lo mira, es tan tierno y como prueba de cuanto lo ama se entrega a él con intensidad sin pensar en el mañana. Por el día son los perfectos padres y por la noche unos apasionados amantes. Los dos viven con el miedo de que el amor que sienten el uno hacia el otro se rompa,. El día que ya están listo los análisis van juntos. Él la toma de la mano:
--si hay alguna posibilidad quiero que...
Gabriela lo calla con un beso. Se ha convertido en su amante pese a que sabe que él no confía en ella. Es la mayor prueba de amor que le podía dar. Los dos quedan conmocionados cuando el doctor les dice que si bien Gabriela no es la madre de ese bebé si es familiar muy directo de él. Los amantes se miran sorprendidos:
--¡Paulina¡
Augusto está furioso. Ha desconfiado de su amada, por culpa de una mentira de Paulina. Mira a Gabriela lloroso, con la voz rota.
--¿como pedirte perdón?
Ella le acaricia las lágrimas:
--No tenerte sería lo peor que me pasara... júrame que vamos a estar siempre juntos...
Se besan con un te amo, con lágrimas de felicidad y con la promesa de Augusto que nunca más dudará de ella. Los dos saben que Paulina siempre estará en medio haciéndoles la vida imposible. No saben donde encontrar a Paulina pero por una de las mucamas, Gabriela sabe donde vive Harold. Éste en ese momento está en la cama con Virginia. Augusto llama al timbre. Los amantes están entregados a la pasión. Furioso el hombre abre la puerta de una patada. No esperaba encontrar a Virginia en la cama de Harold.
--¿tú lo sabías?¿sabías que Adriancito era hijo de él y de Paulina? --Augusto furioso.
Virginia no puede creerlo pero Harold confirma que sí es hijo suyo pero no de Paulina sino de Gabriela. Virginia se va llorando. Se siente engañada. Augusto golpea a Harold.
--¡se acabaron las mentiras... le hemos hecho un ADN a Adriancito... Ha demostrado que Gabriela no es la madre de ese pequeño pero sí lleva su sangre...¡
Gabriela trata de detener a Augusto para que no siga golpeando a Harold. No merece la pena. Augusto está harto que se metan en su felicidad.
--¡dile a Paulina que lo voy a destruir, que no me va a sacar ni un peso¡
Augusto y Gabriela se van juntos decididos a no permitir que sigan metiéndose en su amor. Harold llama a Paulina:
--tu marido ya sabe que Adriancito es hijo nuestro... está furioso... quiere dejarte en la calle...
--¡prepara el auto¡¡ahora vengo¡
Paulina está viviendo con Augusto padre. Mientras el hombre está en la ducha, ella agarra las joyas, el dinero y las tarjetas de su amante.

Por su lado, Virginia llega a su casa abatida. Con ganas de ver a su esposo. De olvidar a Harold en sus brazos. Adrián no está. No volverá se ha llevado sus cosas. No hay explicaciones. Una nota: Adriancito está con su madre. Virginia abre el sobre que hay junto a la nota. Son los resultados de un análisis que se hizo: está embarazada. Adrián ha descubierto la infidelidad de su esposa de la peor manera. La joven siente que se le cae el mundo encima. Mientras, sin saber que va a ser padre, Harold está junto a Paulina. Ésta maneja muy deprisa.
--¡no tan rápido¡ --se queja él.
Paulina entonces aún maneja con más rapidez. Pierde el control del auto y acaba estrellándose en una curva. El impacto es mortal...


En el cementerio, Virginia es la única que asiste al funeral de Harold. Se ha quedado sola con un hijo pequeño y otro en el vientre. Los dos de Harold. En la otra punta, Carmela está deshecha despidiendo a su hija. Se siente responsable de su hija.
--si yo no te hubiera abandonado...
Augusto y Gabriela tratan de calmarla.
--vamos, vamos a la casa...
Al rato, Manuel y Ana llegan a la mansión para dar el pésame. Augusto les ha pedido que no fueran al funeral aunque no les ha dado explicaciones. Mientras Augusto conversa con su tía, Manuel se pierde a la cocina. Gabriela está de espaldas. El hombre la abraza con deseo.
--¡¿es que nunca vas a dejar de apagar este fuego que me consume?¡
Gabriela bofetea al hombre. Manuel trata de besarla a la fuerza furiosa. Carmela que bajaba grita horrorizada.
--¡Ella es tu hija¡
Ana estaba entrando en la cocina con Augusto. La confesión cae como un jarro de agua fría. Manuel lo niega pero Augusto apoya a su suegra ante el disgusto de Gabriela que se siente de nuevo traicionada. Sale al jardín. Carmela quiere ir tras ella pero va Augusto. Es muy amoroso con ella.
--¡todo el mundo me ha fallado... ¡hasta tú¡¡ --reprocha ella.
--no me digas esto... yo te amo... --dice él con voz dulce.
Gabriela está cansada que los persigan los secretos, las mentiras. Él la acaricia de le mano:
--no me gusta verte triste. No quiero que estés triste nunca más. Tal vez no sea el mejor momento pero...
Augusto se arrodilla. Le muestra un anillo:
--¿te quieres casar conmigo?
Gabriela no puede evitar llorar pensando que se puede casar con el marido de su hermana porque la acaban de enterrar. Augusto se levanta y la abraza.
--No te pongas triste... No quiero que estés triste...
Augusto la mira con preocupación.
--No me vayas a dejar.
Gabriela acaricia al rostro de su amado. Augusto cierra los ojos gozando de esa sonrisa.
--No podría. No quiero vivir sin ti.
Muy dulce, Augusto pone el anillo en el dedo de su amada:
--dime que te casarás conmigo.
Gabriela se aferra a él con fuerza:
--casada o no quiero estar contigo... siempre contigo...
Se miran el uno en el otro. Sus almas ya se pertenecen.

Semanas después... con una familia rota: Eduardo en New York, Tom centrado en su hijo pero echando de menos a Eduardo, Adrián solo sufriendo por Virginia, Virginia sola con un hijo y embarazada, Augusto padre viajando por el mundo buscando divertirse con una y otra mujer, Manuel y Ana sin hablarse; Gabriela y Augusto han optado por una boda en secreto y vestidos de calle. Sólo Carmela está presente. Para los niños será mamá, no les dirán nada de lo que ha ocurrido. Un juez los convierte en matrimonio. Gabriela y Augusto se besan. Ante la emocionada mirada de Carmela, al fin la vida de su hija se compuso.
--Eres mía... ya eres mía y yo soy tuyo...
Son muy cariñosos el uno con el otro.
--Soy tuya desde aquel día en que me metí en tu vida. Tuve que mentirte pero jamás te mentí cuando te dije que te amaba.
El pasado ha quedado atrás y los dos son felices de poder compartir sus vidas para siempre.
--dulce mentira que te trajo a mi vida... --dice él.
--te amo --dice ella.
--te amo...
Salen por las calles de la ciudad para celebrar su secreta unión besándose y acariciándose y riéndose. Sobretodo amándose y siendo felices.
fin.

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