martes, 16 de febrero de 2010

CAPITULO 20



Paulina quiere dar un beso a Gabriela que la escupe.
-es usted una malagradecida¡ --comisario.
Paulina se hace la victima.
--La entiendo... está enferma... cree que todos la odian cuando yo daría mi vida por ella.
Augusto limpia a su esposa mientras mira a Gabriela con intriga.
--Esa mujer... esa mirada... --va diciendo para sí.
Augusto no quiere aceptar que tal vez Gabriela diga la verdad, que lo engañaron. Vivió momentos felices al lado de la madre de su hija, eso sí lo tiene claro y le dolería mucho saber que Gabriela estaba a su lado porque Paulina la obligó. No estar seguro que lo ama. Mira a esas dos mujeres iguales por fuera. Está aturdido. No logra estar segura de con cual de las dos ha estado el último año. Mira a Paulina.
--tú no me engañarías por otro... ¿verdad? --piensa para sí.
Augusto se lleva las manos a la cabeza.
--te espero fuera...
--si claro... Paulina.
A Gabriela le dan muchos celos ver a su amado con su verdadera esposa pero el dolor por no saber que pasará con ella, si podrá volver a estar con su hija es lo que más la desespera. Paulina le pide al comisario hablar a su solas con "Mi querida hermana". Usa un tono de rin tintín. Paulina quiere hablar con Gabriela, saber cosas de estos últimos meses para evitar caer en alguna trampa. Gabriela no piensa darle una información.
--¡no quiero verte...¡ ¡¡estoy muy loca¡
Entonces empieza a tirar todo por los aires y el comisario ordena que se la lleven. Las dos mujeres se miran desafiantes. Ante el comisario Paulina se muestra amorosa.
--ay que duro tener una hermana loca...¡
El comisario le dice que mandará que la vea un psiquiatra pero, coqueta, Paulina logra que le deje el asunto a ella. Va saliendo y llama por teléfono a Harold. Le cuenta su plan.
--¡ya te diré donde me harán la prueba...¡ ¡¡tienes que falsificarla para que dé que somos hermanas...¡
--sí, tranquila...
Paulina ríe imaginando la cara de Gabriela cuando todos crean que sí son hermanas. Se ríe perversa.
--¡es que soy magnifica¡
Se acerca a Augusto. Pone cara de pena. Llora.
--¡estoy tan mal¡
Augusto no dice nada. No la mira. Arranca el auto.
--¡imbécil¡ --piensa ella.
No se dicen nada en todo el camino. Augusto no hace más que darle vuelta a todo lo que ha pasado en su matrimonio. Sí, parece que sean dos mujeres distintas con las que ha convivido. Le atormenta no poder estar seguro de cuál sea la verdad. Al llegar a la mansión, los hijos mayores de Augusto se tiran en brazos de la pareja al grito de papá y mamá. Paulina fuerza una sonrisa. Gabrielita llora en su dormitorio.
--¿vas tú? --Augusto.
--no, ve tú... Yo me quedo jugando con tus lindos hijitos...
Paulina se muestra cariñosa con Gus y Araceli pero a éstos no les gusta su mirada. Augusto sube las escaleras. Paulina los acaricia a la fuerza. Cuando Augusto ya no está, agarra del brazo a los dos niños y les dice:
--¡que confianzas son esas...? ¡¡yo no soy vuestra madre¡ ¡no tenéis madre, nadie os quiere¡ ¡¡y calladitos o os haré internar si me molestáis...¡
Los niños se van llorando sin entender que está pasando. Paulina no deja de reír. La hija de Gabriela no deja de llorar. Está en el piso de arriba pero el llanto se oye en toda la casa.
--¡que se calle esa niña¡ --Paulina con desprecio.
--es que tiene hambre... --dice una sirvienta sorprendida por el cambio.
--¡pues denle de comer...¡ --Paulina rabiosa.
--es que usted le da el pecho...
Paulina mira a las empleadas como si estuvieran locas.
--¡ni loca que estuviera¡
Augusto baja con la pequeña para que Paulina le dé de mamar. Ante su esposa trata de mostrarse cariñosa con la pequeña pero ésta llora como loca al estar en brazos de esa desconocida. Augusto está muy sorprendido. ¿Una prueba que Gabriela dice la verdad? Está tan aturdido que no sabe qué pensar.
--que raro, contigo nunca lloraba...
Paulina regresa la pequeña a brazos de su padre.
--bueno, así son de caprichosos los bebés...
--le tienes que dar el pecho... --Augusto.
Paulina piensa unos segundos y dice:
--¡se me cortó la leche¡ ¡claro con este disgusto de mi hermana¡¡
Entonces sube al dormitorio. Una de las empleadas más ancianas le dice al angustiado padre que él se hace cargo de la situación. Augusto se lo agradece. Resopla.
--¿no nota extraña a la señora? --pregunta la empleada más joven.
Augusto mira a la chica con cara de chocolate por la noticia y sube al dormitorio. Paulina se está mirando al espejo, se maquilla. Se muestra coqueta. Son cosas que Augusto ya había olvidado de su esposa, ya que nunca la vio comportarse de esa manera. Se tumba en la cama boca abajo.
--estoy molido... ¿porqué no me das un masaje?
Paulina se le ríe:
--¿un masaje? ¿A cuento de qué te voy a dar un masaje?
Augusto se da la vuelta y la mira sorprendido:
--claro... porqué tú nunca me diste un masaje...
--¡ni loca que estuviera¡ ¡A mi me dan masajes, ¿para qué los voy a dar yo? ¡me voy a tomar una copa¡
--¿no que lo habías dejado? --intrigado.
--¡sí pero he vuelto a tomar...¡ ¡con todo esto de mi hermana¡
Paulina se muestra alterada, pero ella misma dice que es por la angustia. Paulina bebe nerviosa.
--tengo que ir con cuidado... no pudo meter la pata... ¿qué hizo esta loca en mi ausencia? ¡Esta todo mal¡
Augusto padre baja en ese momento. Pasa de ella pero Paulina le hace ojitos:
--¿no me vas a decir nada?
Mira a su suegro con mirada lasciva.
--vuelves a ser la misma...? --sorprendido.
--sí... estaba fingiendo... --coqueta.
Él la mira con cara de depravado.
--tengo guardadas joyas lindas que no has querido en estos meses...
--luego subo a buscarla... --dice ella seductora.
Augusto padre se estremece. Alza el brazos en señal de victoria y mira a su nuera con cara de depravado y con ganas de volver a comérsela.

Por su lado, el joven Augusto desnudo ante el espejo. Aturdido:
--¿estuve con otra mujer?
Se acerca a la cunita. Mira a su hija:
--¿quien es tu mamá? Llegaría tan lejos tan mamá, dejarse embarazar si no era nada suyo...
Recuerda las palabras de ella cuando supe que le cambió las pastillas: Espero que no me reproches...
--¡era Gabriela...¡
Sus ojos se llenan de lágrimas...
--¿y por qué se acostó conmigo sin conocerme? ¡¡Es una mujerzuela¡
La idea que Gabriela estuviera jugando con él le hace más daño que el hecho que Paulina vuelva a ser mala. Prefiere no indagar más. La verdad le asusta.



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